Entrevista realizada por Victoria Muñoz de Texla Renovables

El avance renovable exige ya mucho más que instalar nueva potencia. La magnitud del crecimiento vivido en los últimos años ha impulsado un cambio de paradigma: para aprovechar de forma efectiva todos los megavatios verdes necesarios para la descarbonización, el sector necesita nuevas estrategias que aporten estabilidad, flexibilidad y capacidad de gestión. La innovación, lejos de ser un complemento, se ha convertido en el auténtico motor de esta transformación y en la pieza que marca el ritmo del liderazgo energético. Álvaro Sánchez subraya precisamente esta idea al señalar que el sector debe superar la simple instalación de potencia y avanzar hacia modelos capaces de integrar elevados niveles de renovables en el sistema eléctrico.

En Magtel, esta apuesta por la innovación forma parte de su ADN. Desde hace más de 35 años, el grupo aplica soluciones innovadoras al diseño, construcción y operación de proyectos en energía, ingeniería, telecomunicaciones y transformación digital. Una trayectoria que ha sido reconocida en numerosas ocasiones, la última con el Premio Nuestra Energía otorgado por la Junta de Andalucía en reconocimiento a su generación de valor.

En 2024, tecnologías como la inteligencia artificial, los gemelos digitales o los sistemas avanzados de control dieron un nuevo impulso a esta línea de trabajo, situando a la compañía en proyectos europeos que demuestran cómo el almacenamiento y la automatización actuarán como el “cerebro” de un sistema eléctrico más flexible y resiliente. Ese es el propósito que guía la I+D que dirige Álvaro Sánchez: conectar las capacidades tecnológicas con las necesidades reales del cliente y del territorio. También destaca el papel de las empresas andaluzas como integradoras de tecnología, impulsoras de proyectos europeos y generadoras de cadenas de valor que aporten empleo cualificado.

En esta entrevista, Sánchez profundiza en las tecnologías que están redefiniendo el sistema energético —desde la flexibilidad digital al almacenamiento híbrido, el hidrógeno o el biometano— y en cómo la colaboración entre empresas, centros tecnológicos y universidades será determinante para consolidar el papel de Andalucía en el nuevo mapa energético del sur de Europa.

El Grupo Magtel ha destinado más de 20 millones de euros a proyectos de I+D+i desde 2008, consolidando la innovación como eje de su estrategia empresarial. En un momento en que la investigación aplicada se ha convertido en un elemento clave para la competitividad, ¿en qué medida la innovación está marcando el ritmo de transformación del sector energético español, y hacia qué ámbitos deberían orientarse los esfuerzos del sector para mantener su competitividad tecnológica?

Lo que hoy está transformando el ritmo del sector es el imparable auge de la fotovoltaica distribuida, fenómeno hijo de la apuesta decidida por la innovación que, especialmente desde 2018, tras la drástica caída del precio de los módulos, nos ha llevado a la proliferación masiva de generación distribuida renovable. Ante este nuevo paradigma, ya no basta con instalar potencia: debemos implantar soluciones de estabilidad y, de forma complementaria, flexibilidad para integrar contenidos muy elevados de renovable en todo el sistema eléctrico. Y, además de abordar los retos del presente, también queremos prepararnos para más cambios disruptivos si otras tecnologías alcanzan niveles de competitividad similares.

Desde la I+D que dirijo en Magtel, hemos enfocado ese reto con AD‑GRHID: un sistema de control avanzado que, apoyado en almacenamiento híbrido, presta servicios de flexibilidad y resiliencia de forma óptima y automatizada, habiéndolo operado satisfactoriamente en escenarios con >80 % de energía renovable durante más de 500 horas. Este piloto integra tecnología que podrían tener recorrido a medio y largo plazo en microrredes de edificios o industriales como batería ion-litio, electrolizadores de óxido sólido, almacenamiento de hidrógeno y pila de combustible.

En paralelo, también estamos enfocados en el desarrollo de otras soluciones a largo plazo, para generación eléctrica a partir de energía térmica como la proveniente de la termosolar, mediante la construcción que tenemos en curso de una planta piloto con un bloque de potencia a escala MW con CO2 supercritico en vez de vapor. Además, desde Magtel abordamos la integración de otras tecnologías como el mantenimiento predictivo de plantas fotovoltaicas, la gasificación de residuos y los biocombustibles renovables.

Andalucía concentra casi el 19% de la potencia renovable instalada en España y se perfila como un auténtico laboratorio energético. ¿Cree que la comunidad está preparada para liderar el desarrollo tecnológico del sector en el sur de Europa? ¿Qué papel deben desempeñar las empresas andaluzas en ese proceso?

Andalucía reúne casi todos los ingredientes para ser un laboratorio energético a escala real: recurso renovable de primer nivel, tejido empresarial especializado y un ecosistema muy activo de empresas, universidades y centros tecnológicos. Desde la actividad que desarrollamos en Magtel ya estamos viendo proyectos relevantes en ámbitos como el almacenamiento a gran escala, el biometano, el hidrógeno o las redes inteligentes, que muestran esa capacidad de innovación.

¿Estamos preparados para liderar? Diría que tenemos las condiciones para hacerlo; el liderazgo también se construye con inversión, planificación y una apuesta clara por la industrialización asociada a la energía. Las empresas andaluzas debemos actuar como integradoras de tecnología, anclar proyectos europeos en el territorio y desarrollar cadenas de valor completas que generen empleo cualificado. Desde la I+D y Magtel entendemos nuestro papel precisamente así: conectar la innovación tecnológica con las necesidades reales de nuestros clientes y de la región.

Como por ejemplo, como decía, con el desarrollo sistemas de control y microrredes para desarrollar redes más flexibles y resilientes que, una vez maduradas gracias a proyectos como AD-GRHID, pueden tener un rol esencial para ampliar el aprovechamiento de toda la capacidad de las redes eléctricas existentes, y con ello descongestionar nudos y atraer más industria.

“EL ALMACENAMIENTO Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL SON DOS PALANCAS IMPRESCINDIBLES PARA UN SISTEMA ELÉCTRICO CON ALTA PENETRACIÓN RENOVABLE”

El almacenamiento energético y la inteligencia artificial se han convertido en piezas clave del nuevo sistema eléctrico. ¿Qué papel jugarán en la creación de redes más flexibles y resilientes, y qué barreras deben superarse para consolidar su desarrollo a gran escala?

El almacenamiento y la inteligencia artificial son dos palancas imprescindibles para un sistema eléctrico con alta penetración renovable. El almacenamiento permite desplazar energía en el tiempo, suavizar la producción renovable y ofrecer servicios de estabilidad y respaldo. La automatización combinada con inteligencia artificial actúa como “cerebro” del sistema: mejora la predicción de generación y demanda, optimiza el uso de baterías y otros recursos flexibles y permite un mantenimiento más eficiente de plantas y redes.

Desde la óptica de I+D, una vez maduradas las tecnologías, para desplegarlos a gran escala hay que superar varias barreras: finalización de sandbox regulatorios en curso, implementación de marcos regulatorios y modelos de negocio que impulsen la flexibilidad; inversión en redes y digitalización, que integre estas soluciones de forma coordinada; y capacidades técnicas y de gestión del dato en todo el sector. La tecnología existe; el reto ahora es crear las condiciones para escalarla de forma ordenada.

La digitalización está redefiniendo la gestión de activos energéticos. Proyectos como CriticalFog u OMEGA-X demuestran el potencial de los gemelos digitales y de la gestión inteligente de los datos para optimizar la operación y el mantenimiento de plantas. ¿Cómo puede esta economía del dato acelerar la innovación y mejorar la eficiencia del sector energético?

La economía del dato está transformando las infraestructuras energéticas en sistemas ciberfísicos que se monitorizan y optimizan de forma continua. En proyectos de I+D como CriticalFog, con el que hemos desplegado un primer piloto en una base militar del ejército de tierra, trabajamos con arquitecturas edge–fog–cloud que acercan la capacidad de cálculo al activo (planta, subestación, microrred) y permiten ejecutar gemelos digitales y algoritmos de IA con baja latencia y alta resiliencia. OMEGA‑X, por su parte, explora cómo compartir datos energéticos entre múltiples agentes sobre plataformas seguras y estandarizadas.

Todo esto acelera la innovación porque reduce el coste de experimentar. Podemos probar estrategias en el gemelo antes de aplicarlas sobre el activo real. De esta forma se mejora la disponibilidad y vida útil de los equipos y abre la puerta a nuevos modelos de negocio basados en datos. En definitiva, convierte la información que ya existe en una palanca directa de eficiencia y competitividad para el sector.

“EL BIOMETANO ES UNA OPORTUNIDAD PARA QUE ESPAÑA SE DESCARBONICE DE FORMA PROFUNDA Y, AL MISMO TIEMPO, GANE AUTONOMÍA ENERGÉTICA APROVECHANDO LA RED DE GAS EXISTENTE, YA DESPLEGADA Y AMORTIZADA”

La cooperación entre empresas, universidades y centros tecnológicos es esencial para llevar la innovación del laboratorio al mercado. Desde su experiencia, ¿qué tipo de alianzas considera más eficaces para convertir el conocimiento en soluciones reales y mantener a España y Andalucía en la vanguardia tecnológica?

Las alianzas más eficaces son aquellas que se plantean a largo plazo y con objetivos muy concretos, más allá de un proyecto puntual. Desde la experiencia de nuestra área de I+D, los consorcios en programas competitivos, por ejemplo, europeos, funcionan muy bien cuando las empresas aportan casos de uso reales y visión de mercado y las universidades y centros tecnológicos contribuyen con conocimiento de frontera.

También son claves los demostradores a escala real o “living labs”, donde se prueban tecnologías en condiciones operativas, combinando innovación técnica, regulatoria y social. Por último, los clústeres y plataformas sectoriales ayudan a estructurar cadenas de valor completas alrededor de nuevas tecnologías. Desde la I+D y Magtel vemos nuestro rol como el de integrador: escuchar al cliente y al territorio, y a partir de ahí conectar el talento científico y tecnológico con proyectos que generen impacto tangible.

Magtel mantiene una línea activa en proyectos de biogás renovable y es socio fundador del Clúster Empresarial Andaluz del Biometano. ¿Qué potencial cree que tiene esta energía para España y qué retos deben superarse para consolidar una industria del biometano competitiva y sostenible?

El biometano es una oportunidad para que España se descarbonice de forma profunda y, al mismo tiempo, gane autonomía energética aprovechando la red de gas existente, ya desplegada y amortizada. El informe de Sedigas cifra el potencial de biometano en España en un rango cercano a 14 bcm/año. Por otra parte, los datos de Enerdata ubican el consumo nacional de gas natural en torno a 28 bcm/año para 2024, parte del cual se reducirá progresivamente por electrificación (por ejemplo, con bombas de calor). Esto significa que el biometano podría cubrir una porción muy significativa de la demanda de gas, sustituyendo importaciones fósiles por un gas renovable de origen local.

Además, encaja plenamente con la lógica de economía circular y con el desarrollo rural, al generar actividad y empleo en las zonas donde se concentran los recursos: residuos agroganaderos, agroindustriales o urbanos. Su despliegue permitiría no solo descarbonizar usos difíciles de electrificar, sino también revalorizar flujos de residuos que hoy no tienen un destino energético de alto valor.

Para consolidar una industria competitiva, los retos principales son asegurar un crecimiento con máximos criterios ambientales y de aceptación social, contar con un marco regulatorio y de mercado estable que dé visibilidad a largo plazo e impulsar una cadena de valor industrial completa, desde ingeniería y construcción hasta operación y mantenimiento. Como socio fundador del Clúster Empresarial Andaluz del Biometano, Magtel quiere contribuir, y desde I+D acompañamos ese esfuerzo, a que este desarrollo sea ordenado, sostenible y generador de valor local.

“EL HIDRÓGENO RENOVABLE ESTÁ DEJANDO DE SER UNA PROMESA PARA CONVERTIRSE EN UNA HERRAMIENTA REAL DE DESCARBONIZACIÓN. YA EXISTEN ÁMBITOS DONDE ES TÉCNICA Y ECONÓMICAMENTE COMPETITIVO, ESPECIALMENTE EN EL TRANSPORTE PESADO INTENSIVO”

El hidrógeno verde avanza como una de las grandes apuestas para descarbonizar la industria y el transporte. ¿Qué avances tecnológicos cree que serán decisivos para hacerlo más competitivo y acelerar su implantación?

El hidrógeno renovable está dejando de ser una promesa para convertirse en una herramienta real de descarbonización. Ya existen ámbitos donde es técnica y económicamente competitivo, especialmente en el transporte pesado intensivo, como autobuses urbanos, logística de gran tonelaje o servicios municipales, donde la autonomía, los tiempos de repostaje y la potencia requerida hacen que las baterías no siempre sean la mejor solución. Este tipo de aplicaciones podría ser la chispa que active proyectos tractores públicos y permitir pilotos TRL9 en ciudades que decidan introducir flotas de hidrógeno renovable como herramienta estratégica de política energética e innovación industrial.

En producción a gran escala, los análisis recientes sitúan el coste nivelado del hidrógeno por electrólisis en rangos cada vez más competitivos en zonas con altas horas equivalentes de renovables. Además, los electrolizadores tienen un papel que no siempre se incorpora al debate: pueden funcionar como activos de flexibilidad. Cuando se integran con sistemas avanzados de gestión energética, como los que desarrollamos desde Magtel, pueden absorber excedentes, descongestionar redes con alto contenido fotovoltaico y prestar servicios al sistema eléctrico. Si estos beneficios se reflejaran de forma explícita en la señal económica, los peajes eléctricos aplicados a los electrolizadores podrían adaptarse a su valor real para el sistema y hacer el hidrógeno renovable aún más competitivo.

En el ámbito industrial, la clave es aumentar la eficiencia global del proceso desarrollando tecnología y mediante estrategias de eficiencia energética como aprovechar calores residuales, integrando la electrólisis en flujos térmicos existentes y desarrollando clústeres industriales que agrupen producción, consumo y transformación en derivados. Esta combinación de eficiencia, flexibilidad e integración territorial es la que permitirá escalar el hidrógeno renovable con coherencia y visión estratégica.

Finalmente, la expansión acelerada de las tecnologías renovables y digitales está revelando una escasez de perfiles especializados: tres de cada cuatro empresas reconocen dificultades para encontrar talento cualificado. ¿Cómo puede el sector anticipar este desafío y qué estrategias considera prioritarias para formar a los profesionales que liderarán la transición energética?

La transición energética es también una transición de talento. El despliegue de renovables, redes inteligentes, almacenamiento o digitalización está generando una demanda de perfiles técnicos e híbridos que hoy cuesta cubrir. Desde mi punto de vista, contando con los centros de formación en sus diferentes vertientes, es importante atraer a recién egresados con proyectos de potencial y apostar por el reskilling de los profesionales que ya están en el sector, para que puedan adaptarse a nuevas tecnologías. En regiones como Andalucía, necesitamos proyectos tractores que hagan atractivo quedarse: carreras técnicas con recorrido, estabilidad y propósito.

Entrevista realizada para CLANER