Para Miguel Ferrer, presidente de la Fundación Migres y reputado biólogo, ecólogo y profesor de investigación en la Estación Biológica de Doñana (de la que fue director en el periodo 1996-2000), tanto la solidez científica como la falta de información rigurosa son dos caras de la misma moneda que hoy impactan de forma directa para determinar el desarrollo y el freno de distintos proyectos renovables.
Colaborador de Texla desde el año 2011 en el área medioambiental, su foco está en trabajar para sacar a la luz el conocimiento científico necesario para que las nuevas formas de generar energía sean más una oportunidad para la diversidad que un problema.
Su visión apunta a desplegar un enfoque integrador que fomente una transición energética armónica y sostenible, capaz de coexistir respetuosamente con la riqueza natural que nos rodea. Además, aboga por reemplazar gradualmente el «Principio de Precaución» en la toma de decisiones ambientales por una base de información científica más completa y rigurosa que provea a los implicados en la promoción y gestión ambiental de reglas claras y bien fundamentadas.
Al convertirte en colaborador de Texla Renovables en el área medioambiental, ¿qué valores y experiencias esenciales espera aportar a la compañía?
La verdad es que más que a la compañía en cuestión, lo que pretendemos es aportar a la sociedad el conocimiento científico necesario sobre cómo se deben planear y ejecutar nuevas instalaciones de renovables, potenciando sus posibles efectos positivos sobre la biodiversidad y minimizando los negativos. El objetivo sería colaborar en la necesaria transición energética, sin que ello suponga impactos negativos para la biodiversidad e incluso puedan ser positivos.
Estamos viviendo un cambio notable de paradigma hacia descarbonización y concienciación de respeto al medio ambiente. Sin embargo las energías renovables tienen aún muy mala prensa con respecto al impacto ambiental. ¿Cómo valora los esfuerzos del sector en estos años y cuáles cree que son los grandes retos por abordar?
Como en todas las revoluciones, las técnicas se perfeccionan con el desarrollo. No se podía prever los impactos de las nuevas energías hasta que se empezaron a instalar. La fama negativa de algunas de estas nuevas energías deriva de algunos impactos observados en las primeras instalaciones. Nuestro papel es justamente generar el necesario conocimiento científico que permita evitar esos efectos negativos detectados y que las nuevas formas de generar energía sean más una oportunidad para la biodiversidad que un problema. Como ejemplo, valga decir que hemos conseguido una reducción de muertes de aves en parques eólicos del 93% con una perdida de energía producida de tan solo el 0.5%.
Hoy podemos hablar de proyectos regenerativos que impactan positivamente con el entorno favoreciendo incluso el asentamiento de aves. Las plantas fotovoltaicas desarrolladas en colaboración entre Texla y Statkraft en Alcalá de Guadaira han permitido el asentamiento de una especie como el Sisón, en peligro de extinción en la zona. Pero además el último informe de la UNEF donde se han detectado al menos ocho especies amenazadas en distintas plantas de energía solar distribuidas en el territorio español, demuestra que una buena intervención puede traer más beneficios a la fauna y la flora que perjuicios. ¿Comparte este análisis?
Desde luego, siempre que aprendamos cómo hacer las cosas.
«Hemos conseguido una reducción de muertes de aves en parques eólicos del 93% con una perdida de energía producida de tan solo el 0.5%»
¿A su juicio cuáles son los factores imprescindibles para una convivencia beneficiosa entre el sector renovable y la naturaleza? O, dicho de otra forma: Para usted, ¿qué características debe tener un proyecto en renovables para que sea considerado redondo desde el punto de vista medioambiental?
Hay que demostrar que estas instalaciones bien diseñadas no sólo no hacen bajar la biodiversidad, sino que pueden contribuir a la recuperación de especies amenazadas. Pero esto hay que hacerlo con solidez científica y no con diseños propagandísticos.
Recientemente un grupo de científicos, 377 de 103 centros de investigación, han firmado un manifiesto donde se reclama mayor responsabilidad del sector y sobre todo anima a las administraciones a no apresurarse demasiado en tomar decisiones que pueden tener consecuencias irreversibles, ¿qué cree que hace falta para lograr un enfoque responsable en la actual expansión de las energías renovables con la protección de la biodiversidad? ¿Falta más colaboración? ¿Cómo se pueden balancear las necesidades de generación de energía renovable con la protección de la biodiversidad y hábitats sensibles?
De nuevo hace falta más información rigurosa. Por ejemplo, en muchos lugares de España la presencia previa de algunas especies en una zona propuesta para desarrollo de renovables es motivo casi indiscutible de declaración negativa, cuando los análisis preliminares de algunas de ellas indican que no son afectadas. El Principio de Precaución, que preside muchas de las decisiones ambientales en estos temas, deberá ser sustituido paulatinamente por mas y mejor información científica que permita a promotores y gestores ambientales disponer de unas fundamentadas y claras reglas de juego.
¿Podría enumerar al menos dos de los desafíos medioambientales críticos que enfrenta la industria de las renovables a corto plazo?
Hay muchos, pero por mencionar dos en temas ambientales tenemos que mejorar los criterios de elección de áreas de desarrollo futuras y debemos saber los detalles necesarios para conseguir que la biodiversidad se vea reforzada y no impactada.
Sobre las evaluaciones del impacto ambiental hay voces críticas que señalan que obstaculizan los proyectos y no introducen mejoras sensibles, ¿está de acuerdo con tal afirmación?
Creo que la presión de este nuevo tipo de desarrollo energético ha pillado sin las necesarias herramientas para una correcta y válida evaluación ambiental, situando a los técnicos ante problemas de los que no se sabía mucho y exigiéndoles rapidez en su resolución. De nuevo la única solución que veo es el rápido desarrollo del necesario conocimiento científico para arreglar esta situación a la mayor rapidez.
«No existe nada sostenible que no sea a la vez ambiental, económica y socialmente sostenible»
Un estudio de la Wageningen University, universidad pública de investigación de los Paises Bajos, concluyó hace poco que los paneles solares en las granjas hacen más felices y sanas a las ovejas recatando un término ¿Hacen falta más estudios sobre los efectos en la avifauna de las instalaciones solares que desmitifiquen algunos tópicos?
Sin ninguna duda. Sospecho que además para muchas especies y en muchos ámbitos, las aves podrían ser beneficiadas con instalaciones correctamente gestionadas.
¿Qué importancia le da a la educación y concienciación del público general sobre las energías renovables, y cómo cree que Texla puede desempeñar un papel activo en ello?
Creo que Texla tiene la actitud correcta, favoreciendo un conocimiento sólido sobre los impactos reales y como evitarlos. La información de calidad es el paso necesario para la educación y concienciación.
Ahora que ya se ha cerrado la audiencia y fase pública del PNIEC, ¿Se atreve a dar alguna valoración del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima?
Que ya estábamos tardando.
Finalmente, ¿Cuál es el ingrediente fundamental para lograr un equilibrio deseado entre sostenibilidad ambiental, económica y social?
Ser conscientes que no existe nada sostenible que no sea a la vez ambiental, económica y socialmente sostenible. De no ser así se revelará como insostenible a medio plazo.