La vigilancia ambiental es fundamental para garantizar el desarrollo sostenible y el éxito de cualquier proyecto de energía renovable. En Texla, esta práctica no es solo una fase más dentro de sus servicios de Dirección Ambiental; es un compromiso transversal que abarca todo el ciclo de vida del proyecto, desde el diseño, la construcción, hasta la operación y el desmantelamiento. Este enfoque garantiza no solo el cumplimiento normativo, sino también la generación de un impacto positivo y duradero en el medio ambiente.

Este servicio clave en la dirección medioambiental engloba un conjunto de acciones destinadas a monitorear, evaluar y mitigar los impactos ambientales en todas las fases de un proyecto. Como explica Diego Miguel Viera, Ingeniero Medioambiental en Texla,  “se trata de una de las fases más delicadas, ya que  un buen desarrollo y ejecución de un plan de vigilancia ambiental, asegura la protección y mejora de los ecosistemas implicados, minimizando los impactos ambientales y garantizando la conservación de los recursos naturales como el agua y el suelo”.

En la imagen, Diego Miguel Viera.

Entre las acciones principales de este servicio se encuentran:

  • Monitorización de la biodiversidad local: Seguimiento de especies de fauna y flora para garantizar su conservación, analizando su comportamiento y adaptación al entorno.
  • Control de la calidad del agua, suelo y aire: Implementación de medidas correctoras y preventivas durante la construcción, operación y desmantelado de los proyectos para reducir riesgos ambientales y preservación de recursos naturales.
  • Gestión eficiente de residuos: Certificar la correcta segregación, gestión y tratamiento de los diferentes residuos que se producen en las fases de construcción, operación y desmantelado de un proyecto.

Gracias a este enfoque, Texla asegura que cada proyecto de energía renovable no solo minimice los impactos negativos, sino que también se convierta en un motor de restauración y mejora ambiental.

Un compromiso que abarca todas las fases del proyecto

A diferencia de enfoques más limitados, Texla integra la vigilancia ambiental como un componente esencial desde las etapas más tempranas de cada iniciativa:

  • Diseño y evaluación de impacto ambiental: Identificar y evaluar de impactos del proyecto sobre el medio ambiente y adoptar medidas correctoras, protectoras y compensatorias.
  •  Permitting: Identificar los permisos sectoriales necesarios para la correcta ejecución del proyecto.
  • Construcción: Supervisar la correcta ejecución de las medidas preventivas, correctoras y compensatorias, así como definir medidas complementarias adicionales.
  • Operación y mantenimiento: Seguimiento continuo para garantizar que los estándares ambientales se mantengan a lo largo de la vida útil de la planta, así como proponer nuevas medidas que requiera la evolución del proyecto.

Esta metodología no solo reduce significativamente el riesgo de impactos adversos, sino que también permite anticipar y corregir anomalías, asegurando la sostenibilidad del proyecto a largo plazo.

El impacto tangible: Caso de éxito en Fuentes de Ebro

El enfoque de Texla se traduce en resultados concretos. El clúster conformado por siete proyectos fotovoltaicos, propiedad de Bruc, situados en el municipio de Fuentes de Ebro, en Aragón, son ya un claro ejemplo de la dedicación constante de Texla hacia la preservación del medio ambiente. Entre las medidas correctoras y compensatorias se han diseñado una serie de acciones como la adquisición de terrenos para unir las Reservas de El Planerón y La Lomaza con la finalidad de recuperar el hábitat estepareo indispensable para especies como la Alondra Ricotí  (Chersophilus duponti) cuya población ibérica se encuentra en regresión estando catalogada en peligro de extinción.

Además de esta acción, Texla ha planteado la plantación de rodales de vegetación para generar conectividad ecológica en el entorno, en lugar de la plantación de un apantallamiento vegetal alrededor del vallado perimetral de las plantas fotovoltaicas inicialmente planteadas. Con ello se contribuye a la conservación y mejora del ecosistema estepario, proporcionando hábitats para diversas especies de fauna y flora.

Más allá del cumplimiento normativo

El enfoque proactivo de Texla en todos los proyectos,  no solo evita sanciones y conflictos, sino que también impulsa la creación de valor ambiental. Esto incluye:

  • Restauración de ecosistemas degradados.
  • Creación de nuevos hábitats que mejoran la biodiversidad.
  • Optimización de recursos naturales.

Con una experiencia comprobada en más de 110 proyectos de energía renovable que actualmente gestiona, muchos ubicados en áreas ecológicamente sensibles, Texla ha construido una red de vigilancia ambiental robusta. Su equipo, formado por expertos ambientales, ingenieros y técnicos altamente calificados, garantiza que cada proyecto se lleve a cabo bajo los más altos estándares de sostenibilidad.

En palabras de Diego Viera, “un seguimiento ambiental riguroso permite una mejor gestión de los recursos naturales y maximiza la eficiencia, al tiempo que protege los ecosistemas”.

Texla no solo genera energía limpia; crea un impacto positivo que perdura. Con cada proyecto, reafirma su compromiso con un futuro donde sostenibilidad y progreso van de la mano.