Entrevista realizada por Victoria Muñoz de Texla Renovables
La transición energética exige algo más que compromiso empresarial: necesita un entorno normativo que facilite el cambio, minimice riesgos y premie la inversión sostenible. Esta es una de las ideas clave que plantea Natalia González, actual directora de Sostenibilidad en Ghenova, tras una amplia trayectoria de más de 18 años en la administración pública andaluza, con cargos de responsabilidad en la Secretaría General de Industria, Energía y Minas, y la Agencia Andaluza de la Energía, entre otros.
En su análisis del contexto actual González subraya que Andalucía, con un gran potencial renovable y una industria en transformación, se encuentra ante una oportunidad histórica. Sin embargo, para aprovecharla plenamente, es necesario reforzar las infraestructuras, agilizar los procedimientos administrativos y activar políticas fiscales alineadas con los objetivos europeos de descarbonización.
Desde su actual posición en el sector privado, aporta una visión enriquecida sobre los retos y oportunidades de esta transición. En su opinión, es imprescindible diseñar un marco normativo y fiscal que favorezca la inversión verde. Esto incluye revisar en profundidad la planificación energética, declarar como estratégicas determinadas infraestructuras clave —tanto por parte del Estado como de la Comunidad Autónoma— y establecer incentivos claros para las empresas que apuesten por la descarbonización de sus procesos productivos.
González destaca, además, que la colaboración público-privada es una condición indispensable para avanzar. No obstante, advierte que la simplificación administrativa sigue siendo una asignatura pendiente. Y lanza una alerta sobre un tema crítico: el envejecimiento de la plantilla pública. “Casi el 50% de los funcionarios se jubilarán en los próximos 15 años. Si no se toman medidas urgentes, habrá una gran dificultad para gestionar con eficacia los retos que se avecinan.”
La sostenibilidad se ha convertido en un pilar estratégico para el sector energético y la industria en general. Cada vez más empresas están integrando criterios ESG ambientales, sociales y de gobernanza en su modelo de negocio. Desde su puesto como directora de sostenibilidad en Ghenova, ¿cómo se está materializando este enfoque dentro del grupo y qué estrategias consideran clave para alinear el crecimiento empresarial con los objetivos de descarbonización y responsabilidad ambiental?
GHENOVA lleva la sostenibilidad en su ADN, forma parte de su cultura empresarial desde su origen. Creo que ninguna empresa responsable de hoy en día puede eludir su compromiso con sus trabajadores, su entorno, o sus clientes y colaboradores, porque, entre otras cosas, se quedaría sola a medio plazo. Las empresas tienen vocación de permanencia y para ello, hoy en día, hay que comprometerse con cuestiones que hace años no se valoraban igual, pero que ahora condicionan muchas decisiones. Ghenova es un claro ejemplo de ello, pues nació hace ya 40 años como una delegación andaluza de una ingeniería madrileña y hoy es un Grupo internacional, con más de 1.000 ingenieros e ingenieras localizados en todos los continentes, dando el mejor servicio posible a nuestros clientes. En términos de descarbonización y responsabilidad ambiental, si bien nuestra actividad en sí misma, – la prestación de servicios de ingeniería-, no tiene un impacto significativo en el medio ambiente, el conocimiento tecnológico de nuestro personal junto a una buena ejecución de nuestros diseños en los proyectos sí puede contribuir en buena medida a estos objetivos y eso es lo que trasladamos a nuestros clientes.
El crecimiento de GHENOVA se sustenta en mantener esta cultura, estos valores, en todos nuestros proyectos y, desde luego, en todas nuestras localizaciones. Somos una empresa andaluza, que se siente orgullosa de serlo y de mantener su cultura corporativa en los países donde se implanta.
La Agencia Andaluza de la Energía ha publicado recientemente que la industria andaluza ha reducido su consumo energético en un 11% en 2023, reflejando una mayor apuesta por las energías renovables y la eficiencia energética. Sin embargo, muchos expertos coinciden en que aún queda un largo camino para lograr la electrificación total del sector industrial. ¿Cuáles creen que son las principales barreras que dificultan esta reindustrialización verde y qué soluciones consideran clave para acelerar la electrificación de la industria en Andalucía?
Creo que Andalucía está en un buen momento para movilizar inversiones relacionadas con la transición energética y debe aprovechar ese viento de cola. Siempre ha sido pionera en su modelo energético y hay confianza y estabilidad, y eso suele ser un elemento muy importante para el inversor. Europa ha diseñado una hoja de ruta para la descarbonización de la economía, fijando unos objetivos muy ambiciosos hasta 2030 y 2050, pretendiendo con ello, además, potenciar la competitividad y la modernización de su tejido productivo. España, por su parte, ha revisado recientemente sus propios objetivos en esta materia, situando el grado de electrificación de nuestra economía en un 35% para 2030. Es un objetivo muy ambicioso que requiere algunas actuaciones que no pueden demorarse por más tiempo.
“LAS NUEVAS DEMANDAS DE ENERGÍA, MUCHAS DE ELLAS PROCEDENTES DE EMPRESAS INDUSTRIALES, REQUIEREN AGILIDAD EN LA RESPUESTA Y EN LA TRAMITACIÓN, EN CASO CONTRARIO, SE UBICARÁN EN OTRO SITIO DONDE EL ACCESO A LA ENERGÍA SEA MÁS SEGURO”
Por ejemplo, nuestras redes eléctricas están diseñadas para un modelo de generación centralizado, atendiendo a criterios de demanda que hoy en día ya se han superado con creces. Esto ha lastrado a territorios como Andalucía, cuyo crecimiento económico – también del sector industrial- ha estado condicionado, entre otras cuestiones, por esta falta de infraestructuras. Las nuevas demandas de energía, muchas de ellas procedentes de empresas industriales (también electrointensivas), requieren agilidad en la respuesta y en la tramitación pues, en caso contrario, se ubicarán en otro sitio donde el acceso a la energía sea más seguro. En Andalucía, con un enorme potencial de generación de energía verde, esto no se puede entender.
La necesidad de integración de las energías renovables de forma masiva sobrevenida a raíz del Pacto Verde y otras iniciativas europeas la percibimos en Andalucía en su momento como una oportunidad para compensar tantos años de retraso, pues liderábamos muchas tecnologías y partíamos de un buen lugar. Sin embargo, la lentitud de respuesta que se da y la complejidad del proceso, por no hablar de la falta de visibilidad está ralentizando, si no impidiendo, muchas decisiones sobre nuevas inversiones.
Usted ha estado varios años trabajando en la Junta de Andalucía en la Secretaría General de Industria, Energía y Minas y también al frente de la Agencia Andaluza de la Energía. En el contexto de la transición energética que vivimos, ¿es más crucial invertir en la modernización de infraestructuras eléctricas o promover la flexibilidad de la demanda para asegurar un suministro eficiente y sostenible?
En mi opinión, ambas opciones son perfectamente compatibles, además de que sería aconsejable abordarlas de forma paralela. La inversión en infraestructuras eléctricas es una necesidad ineludible si queremos, no sólo cumplir nuestros compromisos con Europa en la transición energética y la descarbonización de la economía, sino también ofrecer alternativas de crecimiento y desarrollo en zonas que hasta ahora no han tenido esta oportunidad por un déficit claro de infraestructuras. Ahora bien, el volumen de inversión es tan elevado, que deberíamos hacer un ejercicio para utilizar mecanismos que permitan aliviar un poco la saturación de las redes y optimizar las inversiones. Si no lo hacemos como un ejercicio de responsabilidad, tendremos que hacerlo por el ahorro que pueda suponer en nuestra factura energética y, por tanto, como un elemento de mejora de la competitividad. Tenemos que tener en cuenta sin embargo que para flexibilizar la demanda, lo primero que hay que tener es demanda adecuada para poder hacerlo y esto, sin infraestructuras no es posible.
Pero también es verdad que el contexto cambia de forma muy rápida y lo que hace poco era una prioridad europea, ahora, por diversas circunstancias, se ve con otro prisma. Hace apenas unos meses se hablaba casi en exclusiva de sostenibilidad, de circularidad o de descarbonización y nosotros nos movíamos muy bien entre esos términos. Ahora se han incorporado otros sectores con mucha fuerza que van a competir por la financiación europea. Lo que antes era “la prioridad” para la Unión Europea, ahora se relativiza y se deben atender otras prioridades, por lo que es importantísimo tomar las decisiones con rapidez. Ante las circunstancias que están motivando este escenario tan cambiante, Andalucía es una parte poco representativa, pero esto podría ir cambiando si somos capaces de situarnos bien en el tablero de juego.
“LA INVERSIÓN EN INFRAESTRUCTURAS ELÉCTRICAS ES UNA NECESIDAD INELUDIBLE SI QUEREMOS OFRECER ALTERNATIVAS DE CRECIMIENTO Y DESARROLLO EN ZONAS QUE HASTA AHORA NO HAN TENIDO ESTA OPORTUNIDAD POR UN DÉFICIT CLARO DE INFRAESTRUCTURAS”
Desde su experiencia, ¿cómo ve ahora la gestión, promoción y desarrollo de las energías renovables desde la administración, comparado con su etapa? ¿Qué ha cambiado y sobre todo qué queda por hacer?
Podría simplemente decir que las comparaciones son odiosas, pero no siempre tiene que ser así. Muchas de las personas con las que trabajé en la administración son las mismas, y las que dirigen y toman las decisiones hoy sobre las políticas que me tocó liderar en el pasado son antiguos compañeros y grandes profesionales. Desde luego, compartimos la vocación de servir a nuestra tierra y la consideración de que el fomento de las energías renovables sigue representando uno de los mayores potenciales de desarrollo económico de Andalucía. Y un gran desafío, teniendo en cuenta que la búsqueda de soluciones innovadoras es fundamental para que el nuevo modelo sea más distribuido y mucho más flexible, en el que el almacenamiento energético, la gestión de la demanda o la digitalización sean elementos clave para resolver los retos de la transición energética.
Que Andalucía se adelante en estos factores sí está en nuestras manos y debe reforzar su posición de liderazgo en España y Europa en descarbonización y economía circular. Lo que sí ha cambiado muchísimo es el contexto en el que el desarrollo renovable se produce. Hoy nadie discute la bondad de las energías renovables -cuestión distinta es dónde queremos que se produzcan -, pero no podemos olvidar que no hace mucho esto no era así, por ejemplo, con las limitaciones impuestas al desarrollo del autoconsumo, que tanto perjudicaron a nuestra Comunidad Autónoma.
Para generar y reforzar un marco favorable a la inversión que, en este contexto, debe ser el objetivo de la administración, siempre quedarán cosas por hacer. Lo importante es ser consciente de ello y saber qué teclas tocar y, si es posible, cuando las competencias no nos nuestras, buscando el consenso. En cualquier caso, con la perspectiva que da la distancia y la prudencia de la que ya no está en ese día a día, creo que hay algunas actuaciones que son necesarias, de todas las administraciones.
¿Podría concretar más, a qué tipo de actuaciones se refiere?
Si, claro. Yo creo, en primer lugar que habría que proceder a una revisión en profundidad del modelo y criterios de configuración de la planificación vinculante, de forma que se puedan atender las nuevas demandas de forma ágil, sin descuidar obviamente la seguridad y la calidad del suministro. Creo que Andalucía marcó un hito con la justificación que realizamos para incluir el eje de Caparacena-Baza-La Ribina (ahora Antas) en la planificación vinculante. La propuesta iba acompañada de un estudio del potencial renovable de la zona afectada, de un estudio socioeconómico elaborado por dos Diputaciones Provinciales (de distinto signo político), del compromiso financiero de una empresa promotora, cartas de respaldo de distintas asociaciones sectoriales -entre ellas CLANER-, además del correspondiente análisis de los magníficos técnicos de la Agencia Andaluza de la Energía. Pienso que nos faltó declararlo proyecto de interés estratégico para Andalucía.
También habría que acelerar el ritmo de ejecución de los proyectos de este tipo de infraestructuras considerándolos de oficio proyectos de interés estratégico por parte del Estado y/o la Comunidad Autónoma.
Hacer un seguimiento exhaustivo del ritmo de ejecución de los proyectos, no solo de transporte sino también de distribución, removiendo los obstáculos que surjan con los mecanismos adecuados. Poner a disposición de estos proyectos una mesa de coordinación técnica entre administraciones públicas concurrentes facilitaría mucho la tramitación.
De otro lado, eliminar los topes a la inversión en infraestructuras y evaluar el marco de retribución para poder abordar los retos asociados al nuevo modelo y diseñar un marco de incentivos fiscales para aquellas empresas que se comprometan en la descarbonización de sus procesos productivos o realicen nuevas inversiones ya descarbonizadas, con criterios objetivos. Todo ello, junto a fomentar, además, el desarrollo de soluciones innovadoras para que el almacenamiento a gran escala sea viable cuanto antes.
Con un crecimiento del 137% en su capacidad de generación renovable desde 2018, Andalucía ya ha alcanzado los 14.500 MW instalados en 2024, con un 61% de su producción eléctrica proveniente de fuentes limpias. ¿Podemos hablar de que estamos ante el inicio de un nuevo modelo económico basado en la energía renovable o es aún pronto?
Según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA-World Energy Outlook 2024), el despliegue de nueva potencia renovable ha alcanzado una velocidad extraordinaria en el mundo y las fuentes limpias de energía están penetrando en el sistema energético global a un ritmo «sin precedentes». Según la IEA el mundo se dispone a entrar en un nuevo contexto de mercado energético en los próximos años, un contexto que va a estar marcado por continuos riesgos geopolíticos, pero también por un suministro de energía relativamente abundante gracias a las múltiples fuentes y tecnologías de generación de energía. Pienso que es un proceso que será más o menos rápido -a juzgar por los datos, apunta a que será muy rápido- pero que ya no tiene retorno. Eso sí, Andalucía, por su gran potencial renovable, debe contar con las infraestructuras necesarias para atender las nuevas necesidades y poder optar en igualdad por las nuevas oportunidades.
La transición hacia este nuevo modelo avanza a un ritmo trepidante a escala global y Europa no va a quedarse atrás, pues, además de ser una de nuestras señas de identidad, el acceso a una energía limpia y barata será un elemento de competitividad determinante. En no demasiados años, la demanda estará electrificada porque muchos de los usos que actualmente se atienden con combustibles fósiles se atenderán con electricidad generada con fuentes renovables.
La energía eólica marina está entrando en una fase de expansión. Europa ya suma alrededor de 34 GW de eólica offshore instalada, y España se ha fijado un objetivo de 3 GW para 2030 ¿Qué oportunidades representan este crecimiento para las empresas como la suya donde tenéis activos varios proyectos con esta tecnología y cuáles son los principales desafíos tecnológicos y regulatorios que enfrenta la eólica marina para lograr esas metas?
Para nuestra empresa, entrar en el mercado de la eólica marina ha sido natural, casi por inercia. Tenemos experiencia en proyectos complejos de ingeniería en estructuras marinas y en energía, por lo que podemos aportar soluciones a nuestros actuales clientes y, gracias a nuestras referencias, a otros clientes que se interesan por el desarrollo de estos proyectos en todo el mundo. Más en el resto del mundo que en España, donde el desarrollo de este sector avanza muy lentamente.
Como desafíos tecnológicos, quizá destacaría la convergencia de los diseños, sobre todo en eólica flotante. En eólica fija ya estamos viendo esa tendencia en relación con las estructuras soporte de los aerogenadores con los monopiles XXL y las jackets y sobre todo con las subestaciones eléctricas en las que hay programas para el desarrollo y construcción de soluciones de hasta 2GW. Esta es la clave para liberar toda la capacidad de la cadena de suministro: la innovación en los procesos de fabricación y la tecnología de automatización avanzada, que impulsan la ejecución rentable de proyectos. Esta innovación requiere una gran cantidad de horas de ingeniería que GHENOVA es capaz de aportar.
Por otra parte, el marco regulatorio que rige los proyectos eólicos marinos se considera un proceso complejo y varía según el país y la región. Países en Europa, el Reino Unido y Estados Unidos (ahora un con un parón para los nuevos desarrollos) están invirtiendo fuertemente en proyectos eólicos marinos. Los principales desafíos a los que se enfrenta el desarrollo de esta industria son prácticamente iguales a los del resto del sector industrial: los procesos de aprobación regulatoria, la coordinación con las partes interesadas locales y la evaluación ambiental.
Por ejemplo, el proceso de obtención de permisos para parques eólicos marinos lleva años en diversas jurisdicciones. El promotor debe sortear la complejidad de las regulaciones locales y estatales, y las revisiones ambientales que retrasan los proyectos. Esta ralentización del proceso aumenta los costos, impedirá la construcción a tiempo y desalentará la inversión en parques eólicos marinos, cruciales para alcanzar los objetivos energéticos nacionales. Además, el marco legal de la energía eólica marina requiere resolver cuestiones como las rutas de navegación, el uso compartido del espacio, la conservación de los sistemas naturales y las rutas marítimas. Estos factores garantizan que un proceso regulatorio justo y eficiente no sea fácil de lograr.
Más allá de la producción, el hidrógeno necesita una infraestructura sólida para su transporte, almacenamiento y uso industrial. Actualmente, la UE está impulsando la creación de un corredor de hidrógeno verde y proyectos como el vuestro de Eclosión, en Jerez de la frontera, buscan desarrollar soluciones innovadoras para su integración en la red energética. ¿Qué papel juegan las infraestructuras y la planificación energética en la consolidación del hidrógeno verde? ¿Cree que España está preparada para absorber la demanda futura de esta tecnología?
Lo que he comentado anteriormente es válido también para el hidrógeno verde, con alguna matización. La red eléctrica de España se comenzó a construir a principios del siglo XX. Las primeras líneas de alta tensión conectaban centros de producción con las principales ciudades. Actualmente dispone de más de 40.000 kilómetros. La primera red de distribución de gas se desarrolló en Barcelona a mediados del siglo XIX para servicios de iluminación. En 1969 comenzó el suministro de gas natural licuado al puerto de Barcelona. Actualmente la red de gasoductos de España dispone de más de 11.000 kilómetros. Estas redes comenzaron conectando los principales nodos de producción y consumo, y poco a poco fueron extendiéndose por todo el país.
En el caso del hidrógeno verde tiene mucho sentido comenzar creando conexiones entre productores y consumidores que están cercanos, a través de los valles de hidrógeno. En paralelo, en las próximas dos décadas, está previsto desarrollar la red troncal de hidrógeno y el H2Med, que recientemente ha incluido 4 nuevos ramales, alcanzando los 2.000 kilómetros, y que está impulsado por la Unión Europea. Conectará las principales zonas de producción y consumo, y permitirá la necesaria conexión con Portugal, Francia y, por tanto, con el resto de Europa. Así que la respuesta es sí, España está dando los primeros pasos para formar parte del futuro del hidrógeno renovable.
Cabe considerar que, cuando hablamos de infraestructuras para el hidrógeno verde, no solo podemos centrarnos en su transporte, sino que hay que considerar además su materia prima: agua. España es deficitaria en agua y por eso proyectos como Eclosion, en Jerez de la Frontera, son importantes. Allí se está ensayando un electrolizador que funciona a partir de agua regenerada obtenida de una EDAR. Además, se está probando un stack (el corazón del electrolizador) de tecnología 100% española y aniónica (que reduce los costes de fabricación del equipo).
Ustedes también trabajan en proyectos de energías convencionales, incluyendo infraestructuras de gas natural, centrales térmicas y operación de redes eléctricas. A pesar del auge renovable, el gas sigue desempeñando un papel clave en la estabilidad del sistema eléctrico, especialmente en el contexto de la descarbonización progresiva. ¿Cómo ve el papel de las energías convencionales en el actual proceso de transición energética? ¿Cree que seguiremos dependiendo de ellas en el medio plazo o su reemplazo será más rápido de lo previsto?
La transición energética es una realidad en una buena parte del mundo desarrollado y, desde luego, parece ya una tendencia sólida en Europa, pero para ir reduciendo progresivamente la dependencia de energías convencionales, seguiremos necesitándolas a medio plazo. En la actualidad, España puede producir biometano para cubrir una parte importante de su consumo (hasta un 45%), lo que permitirá mantener en operación, aunque sin emisiones, una parte de las infraestructuras energéticas convencionales.
Por otro lado, el escenario internacional parece reconfigurarse con la nueva posición de Estados Unidos respecto a la descarbonización (“Drill, baby, drill”, como declaraba su Presidente) lo que, junto al surgimiento de nuevas prioridades para Europa, como la defensa, previsiblemente complicarán y competirán en la dedicación de recursos financieros, como destacaba anteriormente.
Desde su visión como directora de sostenibilidad en Ghenova, ¿qué tendencias creen que marcarán la sostenibilidad en el sector energético e industrial en los próximos años y cómo pueden las empresas adelantarse a estos cambios?
Habrá que ver la evolución del contexto geopolítico y en qué dirección se estabilizan las relaciones comerciales, pero creo que, desde luego Europa culminará la transición de su modelo energético, probablemente a un ritmo menos trepidante y viendo si el esfuerzo actual de reducir su dependencia en materias primas necesarias para esta transición tiene sus frutos. En el resto del mundo, la transición se deberá, en una gran parte, a la necesidad de acceder a energía a precios asequibles, pero se producirá.
En el ámbito industrial, creo que habrá un proceso, bien de crecimiento de las empresas para tener capacidad global o concentraciones para adquirir tamaño, bien justo lo contrario, empresas de pequeño o medio tamaño con procesos eficientes, que produzcan para sus entornos más próximos. Desde mi punto de vista, el equilibrio de ambos modelos sería lo ideal.
“LA VOLUNTAD NO ES SUFICIENTE, DEBE HACERSE UN AUTÉNTICO EJERCICIO DE RESPONSABILIDAD PÚBLICA – TAMBIÉN PRIVADA- PARA QUE SE SIMPLIFIQUEN LAS NORMAS Y SE RACIONALICEN LOS PROCEDIMIENTOS”
El agua cobrará más relevancia y se acometerán inversiones importantes para asegurar el suministro, por lo que es un sector que no debemos perder de vista. Del mismo modo, la gestión de los residuos sigue siendo un gran desafío a escala global.
El principal reto que nos enfrentamos en mi organización es acceder y mantener a los mejores profesionales. Mantener una plantilla constante de al menos 1.000 ingenieros e ingenieras en los 8 países donde estamos ubicados, exige un esfuerzo continuado de adaptación a las nuevas demandas de los jóvenes y en combinar su aprendizaje con nuestro talento senior. En definitiva, ofrecer lo mejor de la marca Ghenova a todo profesional que entra a formar parte del Grupo. La última encuesta de medición del clima laboral arrojaba como elemento mejor valorado precisamente esto, la cultura empresarial y el ambiente de trabajo.
La colaboración público-privada también es pieza fundamental para impulsar proyectos innovadores en energía. ¿Hasta qué punto son importantes las alianzas y contar con un marco regulatorio estable para acelerar el desarrollo de tecnologías como el hidrógeno verde? ¿Qué medidas o apoyos adicionales creen que deben impulsar las administraciones para facilitar la transición energética?
La colaboración público- privada no sólo es fundamental, me atrevo a decir que es un requisito sine qua non para avanzar en este campo. Hay que buscar espacios de encuentro para avanzar al ritmo que demanda el mercado y con las garantías necesarias, cada uno con sus responsabilidades, pero hablando un mismo lenguaje en cuanto a prioridades, facilidades de financiación alineadas con las prioridades, simplificación real administrativa, que no tiene por qué ser en absoluto laxitud administrativa, entre otras cosas. He hablado anteriormente de infraestructuras y de algunas medidas que entiendo razonables, pero quisiera terminar con una referencia a la simplificación, pues es algo que sigue siendo un problema. La voluntad no es suficiente, debe hacerse un auténtico ejercicio de responsabilidad pública – también privada- para que se simplifiquen las normas y se racionalicen los procedimientos.
Andalucía avanza y los Decretos de simplificación se suceden. Me enorgullezco de haber participado en mi etapa al frente de la Secretaría General de Industria, Energía y Minas, en el diseño del primero de ellos. La Unidad Aceleradora de Proyectos se concibió como germen de un nuevo modelo de administración económica moderna, de lo que debería ser el servicio ordinario de una administración para tramitar con las máximas garantías proyectos generadores de empleo y riqueza en nuestra tierra. Ahora, cuando casi el 50% de los funcionarios se jubilará de aquí a 15 años, creo que sería un buen momento para ir preparando unas relaciones de puestos de trabajo adaptadas a las nuevas necesidades y no solo enfocadas a cubrir las vacantes que se vayan produciendo.
Y en cuanto a la simplificación, creo que, en general, se debería evaluar muy bien la necesidad de regular y de lo que hay regulado. Es posible aún eliminar normas superfluas o redundantes y, desde luego, no intentar competir por ver quién regula más o quién exprime mejor su ámbito de competencia. Y, desde luego, si se regula que sea porque sea estrictamente necesario, evitando normas estéticas y velando por la calidad de las normas y la falta de coherencia entre ellas, máxime cuando en una materia interviene más de un regulador.
Andalucía cuenta con una buena base industrial en las capacidades relacionadas con los asuntos que están marcando la agenda de los países. Me gustaría pensar que vamos a aprovechar la coyuntura y hayamos aprendido de las lecciones aprendidas.
Entrevista realizada para CLANER